Mi triste yo - Allen Ginsberg
A veces cuando mis ojos están enrojecidos me subo a lo alto del edificio de la RCA
y observo mi mundo, Manhattan—
mis edificios, calles en las que he hecho
proezas,
buhardillas, camas, pisos de agua fría —abajo en la Quinta Avenida, que también tengo en mente,
sus coches hormiga, pequeños taxis amarillos hombres que
caminan del tamaño de motitas de
lana—
Panorama de los puentes, amanecer sobre la máquina de Brooklyn.
el sol poniéndose sobre New Jersey donde yo .
nací & Paterson donde jugué con las hormigas—
mis amores más tarde en la calle 15,
mis amores mayores del Lower East Side, mis una vez fabulosos amours en el Bronx
lejanos—
caminos que se cruzan en estas escondidas calles, mi historia resumida, mis ausencias .
y éxtasis en Harlem—
—sol brillando sobre todo lo que poseo
en un parpadeo hasta el horizonte en mi última eternidad—
la materia es agua.
Triste,
cojo el elevador y parto
hacia abajo, pensativo,
y camino sobre los pavimentos mirando fijamente el escaparate de todos los hombres,
caras,
preguntando por aquel que ama
y me detengo sorprendido
frente a un escaparate de una tienda de
coches
el tráfico se mueve arriba & abajo
recorriendo los bloques de la
5.a Avenida
detrás de mí
esperando un momento en que
Hora de irse a casa & hacer la cena & escuchar las
románticas noticias de guerra en la radio
...todo el movimiento se detiene
& yo camino en la intemporal tristeza de la existencia,
con la ternura que fluye a través de los edificios,
las puntas de mis dedos tocan la cara de la
realidad,
mi propia cara surcada de lágrimas reflejada en
el espejo
de alguna ventana—al atardecer—
donde no tengo deseo alguno—
de bombones—o de poseer los trajes o las pantallas japonesas de la comprensión
Confundido por el espectáculo a mi alrededor,
Hombre forcejeando calle arriba
con paquetes, periódicos,
corbatas, hermosos trajes hacia su deseo
hombres mujeres, fluyendo sobre el pavimento
luces rojas registrando acelerados relojes &
los movimientos del bordillo—
Y todas estas calles guiando
tan torcidamente, bocinantemente, largamente,
por avenidas
con altos edificios siguiéndoles la pista o incrustados
en barrios bajos
a través de un tráfico tan inseguro .
coches y motores aullantes
tan dolorosamente a este
campo, este cementerio
este silencio
en el lecho mortuorio o montaña una vez visto
nunca recuperado o deseado
en la mente por venir
donde todo el Manhattan que he visto tiene que desaparecer.
NY 1958
(Allen Ginsberg, "Sandwiches de realidad", ed. Visor, traducción Antonio Resines)
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