Doña Rosa - Música para buenos salvajes

Doña Rosa es Doña Rosa. Esa señora que nos persigue, nos molesta, nos asedia. A ella, siempre presente en nuestras peores pesadillas, le dediqué el primer poema de mi poemario "Música para buenos salvajes".


Doña Rosa

Todos saben que Jesús multiplicaba
pan duro
y pescado podrido
para el pueblo

Por eso el pueblo estuvo
intoxicado desde el principio

Y he ahí la opinión pública

No puedo decir algunas cosas
frente a Doña Rosa,
ama y señora de las verdades asumidas

Todos quieren decir:
Soy un calibrador de ilusiones perdidas
Soy el apaleador de monjas
Soy el derrotado jefe intestinal
del hospital de la ebriedad manifiesta

Y surge la pregunta por el ser.
Y decimos:
A la mierda con Nietzsche
A la mierda con Heidegger
A la mierda con Buda
A la mierda con Freud
A la mierda con el Tae Bo
A la mierda con Osho

Pero nunca: A la mierda con Doña Rosa

Ella está siempre ahí,
baldeando la vereda
barriendo hojas que no hay
mirándolo todo
con su ojo torcido

Y nadie se atreve a decir:
quiero agujerear el cartón del cielo con mi Winchester
quiero acostarme con el verdulero de la esquina
quiero festejar mi cumpleaños con el Presidente del Club del Progreso

Doña Rosa me condena a escribir
en colillas
de cigarros fumados

¿Que puedo hacer por su aceptación?
Tarde o temprano
descubrirá que soy quien soy
y nada
de lo que digo ser

Su felicidad está allí
Somos solo tema de conversación
en su horario de peluquería.





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